Hoy no tengo ánimo de escribir. Sigo con una mezcla de horror y admiración lo que Japón intenta hacer para sobreponerse a la tragedia. No sé cómo hubiera reaccionado cualquier otra parte del mundo. Miedo me da pensarlo. Este es uno de esos días en los que quejarse no pega. En los que puedes ver, clarísamente, que hay mucha gente que está peor que tú. Así que escribo este post con dos intenciones: La primera es solidarizarme con el pueblo japonés, y pedir por todas las personas que han perdido la vida y sus familias. La segunda, es ensalzar lo importante que es vivir en un país tan civilizado, educado e inteligente como Japón. El destino les ha golpeado despiadadamente, pero si hay un pueblo preparado para salir de ello, ese es el japonés. Así que, mucho ánimo, y esperemos que la alarma nuclear se quede en eso, alerta.
La otra parte de la entrada, quisiera dedicarla a un artículo que he leído en el interesante digital Elconfidencial.com, os animo a leerla:
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Repito un planteamiento que últimamente es muy recurrente en mis artículos. ¿Tiene sentido un país que maquilla los doctorados? ¿Donde tiene más posibilidades de encontrar trabajo aquel que no tiene estudios superiores?
Yo, de momento, sigo pensativa alucinando. Por la falta de recursos que tiene España, y la Región de Murcia, por la ligereza de cascos de sus dirigentes. Japón ha vivido un terremoto, pero ¿y nosotros? ¿A qué nos estamos enfrentando? ¿No es la crisis española un tsunami de paro, desesperanza y destrucción?
Un abrazo a aquellos que lo están pasando mal. Mucho ánimo a todos.
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